LOS PRIMEROS POBLADORES |
En toda la costa del
litoral cantábrico existen numerosos llacimientos arqueológicos
que manifiestan un poblamiento prehistórico aprovechando las
cavidades, abrigos, cuevas, incluso al aire libre, en función de
las condiciones climáticas y naturales sin duda excepcionales; así
estos hechos se extienden a lugares que rodean la rivera del río Asón.
Concretamente en Ampuero se encuentra la Cueva Honda ó la
Honda, situada en la Hoz de Marrón e investigada por L. Sierra en
1.908 y que consiste en una enorme boca con amplísimo vestíbulo
que se interna siguiendo el curso de un río de varios kilómetros.
En ella se han encontrado materiales del Paleolítico Superior y
Medio, hendedores, lacas de cuarcita, buriles y raspadores. Así
mismo en 1.904 se encontró cerca del Santuario de la Bien Aparecida
un hacha pulida de magnesita.
Las mismas condiciones ambientales y espaciadas, que favorecieron la
presencia de pobladores en época prehistórica, serían
las que mantuvieron durante los siglos primeros de nuestra era un tipo de
asentamiento y ocuapación del espacio que tan sólo vemos
documentado en los primeros tiempos del alto medievo.
La despoblación del valle del Duero efectuada por Alfonso I
pudo, sin duda movilizar a la población que acabó asentándose
y formando las aldeas y villas, tal como aparecen en los más
antiguos documentos conservados en el Cartulario de Santa María del
Puerto (Santoña)
De entre aquellas antiguas menciones que de los lugares y barrios de
Ampuero nos han llegado se significan los de Marrón (1086) y
Cerbiago, cuya iglesia de San Mamés aparece en una escritura del año
1.135. El nombre de la villa de Ampuero aparece en "El Becerro de las
Behetrías" de 1.351.
La villa de Ampuero pertenece a uno de los territorios que se
conformaron como Merindad en los tiempos medievales y, que como tal,
figura entre los distritos reales de la Epoca Medieval Moderna.
La Merindad de Vecio incluía a la villa de Laredo y las
localidades de Ampuero, Cereceda, Marrón, Seña y Udalla.
LA SOCIEDAD DE LA ANTIGÜEDAD |
A lo largo de los siglos
XIV y XV una serie de estirpes aparecieron protagonizando el poder local y
el protagonismo político y económico de aquellas comarcas.
En la villa de Ampuero habria de sobresalir, según Lope García
Salazar, la estirpe de Marrón, de la cual tenemos fragmantarias
noticias que evidencian un papel secundario en las luchas banderizas.
Militando en el bando de los Negretes, Juan Sánchez Marrón
murió asesinado, sucediéndole su hijo Pedro Sánchez
Marrón, quien habría de adscribirse a la órbita de
los poderosos Velasco.
Tambien tuvo un papel significativo el linaje De La Piedra, del cual
según el "Nobiliario de los Reinos y Señoríos de
España" encuentra su orígen en un personaje legendario,
don Suero de la Piedra, que partió de Limpias en el 718 a unirse a
Pelayo contra los moros.
El más importante de aquel linaje fue Pedro Sánchez de
la Piedra, cuyo nieto, del mismo nombre, hizo la torre de Ampuero y cuya
casa solar estaba frente a la ermita de San Miguel, sobre el barrio del
Ribero. En la Epoca Moderna encontramos sus descendientes en la
titularidad de la casa y como residentes en Indias.
Los linajes de Ampuero en la Epoca Moderna son la Casa de Espina,
siendo Diego de la Espina y Lezcano, nacido en Ampuero en 1.627, Caballero
de Santiago, y Juan Antonio de Espina y Velasco del Consejo de Su
Majestad, Secretario Ministro y Contador principal de la Real Junta de
Aposentamiento de la Real Casa. El Palacio de Espina en la Bárcena
de Ampuero fue destruído en un incendio que se produjo en 1.765,
ardiendo la torre.
En Cerbiago tenía casa el escribano del rey Bartolomé
de Escajadillo, casado con Ana de Espina. El Apellido Escajadillo,
originario de Ampuero, se extendió a Hoz de Marrón.
A lo largo de la Edad Media se consolidaron las instituciones
municipales. La villa de Ampuero conformó su propio concejo
integrado por vecinos, vecindad derivada del nacimiento de la población
ó de la habitabilidad en ella en un cierto tiempo. Los vecinos
gozaban de los privilegios de la villa y participaban en su gobierno y
administración municipal a través de los concejos abiertos y
de la realización de sus ordenanzas. Las ordenanazas municipales se
convirtieron en los verdaderos códigos de la vida local,
conformadas por varias docenas de capítulos que se irían
reformando ó a los que se añadirían otros nuevos
preceptos posteriormente aprobados.
Las más antiguas ordenanzas de la villa de Ampuero
corresponden al año 1.529 y llevan el título de "Ordenanzas
y estatutuos municipales del concejo y vecinos del lugar de Ampuero para
su gobierno político y económico". Contienen 68 capítulos
que regulan diferentes aspectos de carácter económico,
administrativo y de relaciones laborales, abastecimiento, etc.
Entre las disposiciones de carácter agrícola y ganadera
se encuentra el cuidado de las mieses, el cerrado de las viñas, la
disposición de que el ganado que no sea de labranza esté en
el monte y la defensa del vino patrimonial.
Al orden público afectan las limitaciones al juego y la
prohibición de rondas, disponiéndose concretamente a que se
castigase a los que rondasen la noche y a las molineras que abriesen las
puertas.
Uno de los preceptos más singulares afecta a la defensa de la
villa y del territorio y se ordena a los vecinos "que tengan
armas de fuego para salir a defender el puerto, siempre que se ofrezca
invasión de enemigos".
Otras disposiciones que afectan al gobierno municipal son que todos
los vecinos asistan a los concejos abiertos, la elección de los
oficiales del concejo, que se celebraba el 7 de abril de cada año,
y la lectura de las ordenanzas municipales, que habría de hacerse
dos veces al año en público concejo.
TRADICION SOBRE "LA PINTA" |
Una de las tradiciones más
asentadas en la villa de Ampuero es la que corresponde a la construcción
de la Pinta, navío que junto a la Niña y la Santa María
participó en la empresa descubridora de América.
En efecto, hay una tradición en Ampuero en la que se dice que
el propietario de aquella embarcación era Gómez Rascón
a quien se le atribuye ser vecino de la localidad de Ampuero, quien además
de ceder su nave, se embarcó en ella participando en la empresa del
Descubrimiento.
Gómez Rascón era condueño de la Pinta, ó
al menos supuesto condueño, según informa la gran
investigadora Alicia Gould, y de ello da referencia el Padre de las Casas
quien informa de los problemas de la Pinta en el viaje a Canarias y de cómo
sus dueños iban a su pesar.
Lo cierto es que precisamente por dicha tradición la carabela
la Pinta figura en el escudo de Ampuero. Precisamente, en una de las zonas
altas que rodean la villa de Ampuero, existe el barrio de Rascón
dominando las rías de Marrón y Limpias y la bahía de
Santoña.
BRUJERIA, JUEGO Y NIGROMANCIA |
La villa de Ampuero sufrió
tambien las causas inquisitoriales sin que conozcamos la existencia de
casos de brujería y hehicería en este lugar.
En la visita de residencia que el Corregidor de las Cuatro Villas y
Juez Ordinario de la villa de Laredo hacía en Ampuero en 1.578 se
planteaba el castigo de los "pecados públicos y otras
cosas en ofensa de Dios Nuestro Señor, y daño de los dichos
lugares como son hechiceros, brujos, amancebados, blasfemos, logreros y
usureros, tablafes y jugadores de juegos prohibidos". Es pues una
interrogación a los testigos sobre diversas causas y entre ellas
las de brujería y hechicería.
La prohibición del juego en Ampuero se especificaba en el
mandato general de que "ninguno que tuviera tabernas convitara al
juego de naipes ni de día ni de noche, so pena de 3.000 maravedís".
En la visita de 1.578 el Corregidor manifestaba que había gran
desorden en la villa "de jugar en las casas donde hay tabernas,
siendo en tanto desorden y cantidad que se están los días y
las noches muchas personas jugando vino en cantidad demasiada y jugando
los que tienen oficios y viven por sus trabajos".
Precisamente de Ampuero era un famoso y extraño personaje
nacido en 1.643 llamado Juan de la Espina. Espina era un caballero
habitante del Palacio de la Bárcena en el barrio de su nombre, dueño
de la nao "Nuestra Señora de la Concepción",
dedicada al transporte de lana de Castilla a Flandes.
De él descendió don Juan de la Espina, personaje del
que se ocupó don Francisco de Quevedo, quien dijo de él que
era "de muy conocida calidad y solar de aquella cuna de hidalguía
de España".
Fue un científico y musicólogo notable que pretendía
haber descubierto una verdadera ciencia musical. Protegido por el Cardenal
Niño de Guevara, almacenó singulares riquezas, objetos y
libros de gran valor y en su casa se conservan incluso dos libros
dibujados y manuscritos de Leonardo da Vinci, según informa
Vicencio Carduccio. Pero la fama de este personaje principalmente se debió
a la condición de hombre misterioso, temido y admirado y muy
conocido por sus artes de hechicería, y se hizo de él un
personaje de diálogos y comedias como las de José de Cañizares,
el famoso dramaturgo español de fines del siglo XVII y principios
del XVIII que escribió sobre este personaje dos obras: "Don
Juan de Espina en su patria" y "Don Juan de Espina en Milán".
LAS FERRERIAS Y EL PUERTO DEL RIVERO |
La ubicación de
Ampuero y otras villas, y la abundancia de los elementos necesarios para
la industria del hierro produjo desde muy pronto la abundancia de
fundiciones y martinetes junto a los márgenes del río Asón,
utilizando como materia prima la vena de hierro abundante, el carbón
vegetal y la fuerza hidráulica.
Los documentos medievales hablan ya de esta actividad, y recibieron
en 1.335 del rey Alfonso XI el conocido Fuero de las Ferrerías que
eximía a estos lugares del pago de la moneda forera y de otros
pechos.
En la época moderna se documentan las ferrerías de
Ampuero,y de Hoz de Marrón.
El más antiguo de los datos de la ferrería de Ampuero
es la compra de una parte de la ferrería de las Colinas en 1.375
por el Camarero Mayor del Rey Pedro Fernández de Velasco y de la
herrería y aceña de Bernales en el valle de Ampuero por este
mismo personaje en 1.379.
Las dos ferrerías que existían en Ampuero en el siglo
XVIII eran la ferrería del molino que en 1.723 se sacó en
subasta, y la ferrería que se trató de construír en
la Riera.
PPor otra parte, existía la ferrería llama de "Entrambosríos"
que según los Ahedos era la única que desde tiempo
inmemorial existía y tenía derecho a los carbones de los
montes del concejo.
En las respuestas generales del Catastro de Ensenada (1.753) se
recoge la existencia de la ferrería de Ampuero, que producía
700 quintales de vena hierro, propiedad de Juan de Isla y tambien el
Catastro de Ensenada nos informa de las fábricas de martinetes y
fraguas en Hoz de Marrón.
LA EPOCA MODERNA |
En el año 1.499
Ampuero tenía 212 vecinos. Aquella es la primera cifra de población
que conocemos, y si utilizamos un coeficiente ciertamente ponderado para
estimar el número de población podremos entender que Ampuero
tendría a fines de la Edada Media unos 700 habitantes, lo cual
significa a esta villa y término como uno de los más
poblados del territorio de la Cantabria medieval.
Ampuero y sus aldeas habían quedado vinculadas a la jurisdicción
de Laredo, según privilegio otorgado por Carlos V en 1.537, y para
oponerse a él las gentes de la villa ofrecieron al monarca 4.000
ducados. El pleito duró largo tiempo porque Laredo sostenía
que los lugares de Ampuero, Cereceda, Hoz de Marrón y Udalla eran
vecindades de Laredo y que eran de su jurisdicción desde la concesión
del fuero hecha por Alfonso VIII a la villa.
Pero finalmente estas villas que tenían muchas veces intereses
encontrados, sobre todo de carácter económico, mantuvieron
su criterio de independencia sancionado en el caso de Ampuero por la
consecución del título de la Villa en el año 1.713
por otorgamiento de Felipe V, título con el cual aparece en el
Catastro de la Ensenada de 1.753.
En el mismo orden estaban los pleitos entre la villa de Laredo y los
lugares de Ampuero, Hoz, Marrón, Udalla y Cereceda por problemas de
aprovechamientos de términos y montes sobre los cuales recusaron a
la justicia de Laredo por ser parte interesada en 1.623.
Años después, los protocolos de 1.612 nos informan como
el Correjidor visitaba "el lugar de Ampuero, término y
jurisdicción de la villa de Laredo" a cuya visita eran
llamados los vecinos:
"Juntados en el cementerio de la iglesia deNuestra Señora
Santa María del dicho lugar mandaron repicar la campana de dicha
iglesia concejo según costumbre y así repicada y tañída
se juntaron"
Precisamente en dicho cementerio de la iglesia de Santa María
de Ampuero se celebraba la elección de oficios como manifiestan los
protocolos de 1.576.
Las contínuas diferencias con Laredo alcanzaban multitud de
cuestiones de las cuales recogemos las siguientes: los autos y diligencias
realizados en 1.656 en razón de la negativa de los vecinos de
Ampuero a contribuir en la edificación del fuerte que se comenzó
a hacer "en la enmienda del molino" de la villa de Laredo.
Esta falta de interés respondía más a la defensa
de los propios recursos económicos que la propia insolidaridad de
los laredanos que prohibían incluso a los doce barrios que son las
Calles de Arriba y Abajo, el de Tabernilla, Rocillo, Bernales y Tejera,
Rascón, Caserías, Ahedo y San Pedro, Bárcena,
Cerbiago, Alisas y Povedal, Camino, Cuestas y Pieragullano, que entre
todos componías "un concejo y cuerpo de república"...
En el aprovechamiento de sus tierras se destacan las plantaciones de
viñas, prados, huertos, montes poblados de roble y encinas y
helgueras con mimbres.
El número de molinos harineros era muy elevado en el barrio de
Ahedo, en el pozo de las Toberas, otros sobre el río de Bernales,
otro en el sitio de Terrajón y en el sitio de la Riera, contiguo a
la ferrería. Otro molino había en el sitio de la bárcena
que llamaban del maíz cardón y el de Emtrambosríos,
entre Bernales y la Toberas.
Por último, el Catastro recoge la costumbre de los vecinos de
Ampuero de comprar el trigo a los arrieros y tragineros que pasaban por
dicho lugar camino de Laredo.
Lógicamente las obras públicas a lo largo de la Epoca
Moderna siguieron recayendo directamente sobre los vecinos tal como se
manifiesta con motivo de la reparación de "la puente que
llaman de Santiago" situada en el barrio de la Bárcena.
Pero lo que afectaba al camino real y, por tanto a los intereses
directos de la villa de Laredo, exigieron los vecinos de Ampuero que fuera
financiado precisamente por la propia villa de Laredo, tal como se
manifiesta en el pleito de 1.736 a propósito del reparo del "puente
antiguo de piedra" y de los caminos y calzadas reales desde la salina
de Laredo en obra tasada en 40.000 reales.
Obviamente la construcción de la Casa-lonja de Ampuero en el
sitio del Ribero de Pieragullano con fábrica de cantería según
proyecto de 1.739 habría de corresponder a los vecinos de esta
villa.
En cuanto a la población de Ampuero en la Epoca Moderna el
total de habitantes que aparece en el Censo de Floridablanca (1.787) es el
de 828 habitantes.
Según este censo, la proporción de hidalgos en Ampuero
era realmente del 100%. Un total de 822 hidalgos de los 828 habitantes y
por tanto, la mayor parte de sus labradores (126), jornaleros (163) e
incluso criados (13), tenían condición de hidalguía.
Hidalgos: 822; Abogados: 2; Estudiantes: 6; Fabricantes: 1; Empleados del
Rey: 6; Con fuero militar: 4; Curas: 3; Labradores: 126; Jornaleros: 63;
Criados: 13
Así mismo nos informa de que había en la villa y sus
barrios 162 casas habitables, 13 caseríos de campo, 65 casas
inhabitables que servían para el ganado y pajares y 27 casas
arruinadas. Además se cita que en la villa existían tres
tabernas, un mesón, una carnicería, una abacería y la
barca para tránsito de gentes y caballerías sobre el río
Marrón que era propiedad del concejo.
LA EPOCA CONTEMPORANEA |
Ampuero formaría su
propio Ayuntamiento dentro del partido judicial de Laredo, y en 1.845 tenía
2.086 habitantes, y había en el municipio 216 casas en los trece
barrios que eran: Bárcena, Bernales, El Camino, Cerbiago, El
Collado, Las Garmillas, Ahedo, Pieragullano, Rascón, Rocillo,
Solamaza, las Entradas y Tabernilla.
En el término municipal se mantenía en el pasado siglo
una gran riqueza forestal de robles, hayas y castaños y en el río
Asón se pescaban abundantes salmones que solían trasladarse
a la Corte. La producción agraria consistía en el cultivo de
maíz, alubias, patatas, castañas, fruta, legumbres,
hortalizas, vino, chacolí y mucha hierba. Había abundante
ganadería y caza, y las ferias se celebraban el 8 de septiembre, la
de Santa María. Sigue siendo un municipio de gran actividad
industrial, agraria y aunque menos, ganadera. Su población en 1.981
era de 3.162 habitantes, y en 1.996 de 3.337, de ellos 1.664 varones y
1.673 mujeres; en el año 1.999, 3.424 habitantes. A partir de estas
fechas, el gran desarrollo de construcción y la implantación
del polígono industrial, indican que se puede preveer un mayor
desarrollo de la villa.